Hoy hemos tenido una clase bastante especial, muy diferente a lo que estamos acostumbradxs como educadorxs sociales y que, cómo hemos hablado en la parte de reflexión al final de la clase, es a lo que deberíamos estar acostumbradxs, lo que deberíamos conocer cómo clases de trabajo, estudiando lo que estamos estudiando.
A primera hora, en otra asignatura, han venido a representarnos una obra de teatro del oprimido, tres educadores sociales, exestudiantes de nuestra universidad, con un trasfondo muy bonito y profundizando, a la vez que sensibilizando acerca de los conflictos internacionales. Eran, como decía, tres personas que se dedican a esto del teatro social, pero este a proyecto le había dado el visto bueno ACNUR.
A segunda hora ya teníamos esta asignatura y nos esperaba una clase diferente. Sabíamos que la clase iba sobre teatro, algo que no habíamos tocado como grupo a lo largo de la carrera. Hemos hecho una serie de dinámicas de teatro-imagen, en las que hemos funcionado muy bien.
Acabada la primera sesión y a expensas de la segunda, mis valoraciones personales son bastante positivas, muy enriquecedoras y "de lo mejor" que me puedo llevar de estos tres años como grupo. Como decía, hemos funcionado bastante bien, hemos desconectado de la realidad (próximos exámenes, hasta arriba de trabajos y lecturas, portafolios...) y hemos reído mucho juntos.
En la anterior entrada hablaba del espacio tan inapropiado que tenemos para trabajar como estudiantes de educación social; pues bien, hoy mis palabras han vuelto a tomar importancia, ya que nos hemos tenido que desplazar a otra aula para poder trabajar. Los tres educadores que decían que han venido a trabajar con nosotrxs a primera hora, han trabajado en nuestra aula de día a día y se notaba como el espacio era insuficiente, se notaba que no estaban trabajando cómo realmente hubieran querido.
Bueno, aquí van unas fotos de la primera de las sesiones de estas clases que nos dan algo más de vidilla:
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